miércoles, 9 de mayo de 2012

Por tierras del río Henares


El jueves 12 de abril un grupo de veinticuatro asociados realizamos una interesante excursión con Viajes Guadiana. Primeramente recalamos en Jadraque, villa de larga historia, unida al Cid Campeador, a sus descendientes y al cardenal Mendoza. Jadraque fue descanso obligado de guerreros, políticos y monarcas, desde los Reyes Católicos hasta Felipe V, pues por aquí pasaba la calzada romana de Mérida a Zaragoza. Villa que también estuvo ligada a las bellas artes, pues aquí vivieron Gaspar Melchor de Jovellanos, Francisco de Goya, fue cuna de Juan Arias de Saavedra y del poeta José Antonio Ochaíta.

Con la amable guía Marta Andrés, visitamos la catedralicia iglesia de San Juan Bautista (s.XVI): tres amplias naves, retablo barroco, solemne rejería y rotunda cúpula con ángeles en relieve en sus cuatro lunetos. Entre sus joyas más llamativas, contemplamos el Cristo de los Milagros, talla atribuida a Juan de Mena, y el lienzo de de Francisco de Zurbarán “Cristo recogiendo las vestiduras”.

En la ermita del Cristo y la Soledad, contemplamos el Cristo de la Cruz a Cuestas, patrón de la localidad y obra de Martínez Montañés. En esta ermita se casó el primer marqués del Cid con María de Fonseca.
No llegamos a visitar la casona de Juan Arias Saavedra, en la que se conservan  los frescos de la Saleta de Jovellanos, debidos algunos al pincel de Goya.

A pesar de la fina lluvia, algunos intentaron subir al Castillo del Cid, que corona “el cerro más perfecto del mundo”, según afirmó José Ortega y Gasset. Desde él se domina el valle del Henares y la campiña de Guadalajara.

Brindamos en coplas de ciego y comimos a satisfacción en el restaurante El Castillo.
Cogolludo fue el segundo pueblo visitado. Históricamente estuvo ligado dos siglos a la Orden de Calatrava y, posteriormente a la Casa de Medinaceli, hasta la extinción de los señoríos en el siglo XIX. El palacio de los duques de Medinaceli (1492) preside la plaza Mayor. Su fachada, primera muestra del estilo renacentista en España, es impresionante: gran portada central, almohadillado florentino, seis ventanales geminados que dan ligereza al segundo cuerpo y el escudo ducal central que se repite 22 veces en la crestería. 

Acompañados por la guía Inés Martín, visitamos la iglesia de Santa María (s. XVI), punto álgido del cogollo o cogulla del caserío. Su interior, de tres naves de igual altura, con bóvedas de tracería estrellada están sostenidas por recios pilares moldurados. En su interior se guardan “El Expolio”, obra magnífica de José Ribera, el Españoleto, y otros valiosos cuadros del XVII. 

Animo a mis compañeros a que visiten estas dos villas y que se animen a realizar los viajes que programamos en BYP.
Aurelio F. Labajo

 
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