Crisis intensa por una recesión de la que se desconoce su profundidad y el tiempo para salir de ella, coincidiendo con la de otros países en la misma forma y al mismo tiempo y circunstancias parecidas, recesión que arrastra a la crisis en globalidad y correlación cada vez mayor entre los países.
Las economías son dinámicas, sensibles y muy cíclicas, siendo en las crisis donde la economía nos obliga a tomar medidas drásticas y generalizadas.
La otra crisis es la de valores perdidos, entre los éticos y morales, sustituidos por otros más lucrativos, entre ellos una corrupción, compartida por muchos, con la creencia de que la ambición no tiene fin. Se ha vivido un presente sin considerar que hay que buscar un futuro.
Poner el esfuerzo en el cambio continuo. El progreso se consigue con un cambio de horizonte, siempre sin tener miedo al cambio. La vida es un cambio en el tiempo, y resistir al cambio es ir en contra del fluir natural.
La constancia es cambio, pero lo empezado y no acabado no es nada, nadie puede cambiar el pasado pero para eso está el presente. Vale más sembrar una cosecha nueva que llorar por la que se perdió, es decir, no volviendo la vista atrás, no debe hacer falta más tiempo para empezar y así terminar, consiguiendo aquello que queríamos.
El progreso consiste en el cambio continuo, con orden e imaginación, constancia y esfuerzo, se encuentra el secreto de hacerlo bien, los objetivos que nos marcamos deben ir seguidos de los caminos para lograrlos, las ideas son las que llevan y arrastran al Mundo.
La evolución no es una fuerza sino un progreso, es una necesidad imperiosa como la que estamos viviendo, la renovación es no retrasar más el tiempo. El verdadero progreso consiste en renovarse, aplicando e ideando un sistema eficiente y sostenible con verdaderos planes de ajuste y así evitar una repetición de lo hecho o mal hecho, pero siempre con una ambición de progreso, para traducirlo en una mayor productividad y competencia, siempre basado en un modelo social, creando estímulos al sector privado para contribuir a salvar los problemas actuales, sabiendo que el capital sin trabajo no es nada y sin trabajo la vida se escapa entre el olvido.
En cuanto al crecimiento evolutivo, en otro sentido, pero aplicándolo al caso, Napoleón asegura: “levantar un andamio no es edificar”.
Los esfuerzos individuales nos traerán el progreso general, la Humanidad está sujeta a un progreso imparable de desarrollo, de evolución y progreso.
La innovación es por lo que se han superado las crisis desde siglos, siendo la imaginación y el esfuerzo común, necesarios para descubrir lo mejor o distinto, pero siempre para superar la crisis y no quedar superados.
La creatividad nace porque la crisis trae progreso, nadie sabe de lo que es capaz hasta que lo intenta, toda idea envejece más deprisa que los hombres. Einstein: “En la crisis nace la inventiva”. Todo está unido como cuerpo imprescindible, al sector privado, como generador máximo de riqueza, lo que requiere ayudas para I+D e innovación.
Los políticos se esfuerzan muchas veces por hacer imposible lo posible, sin tener en cuenta que gobernar es pactar, que también es ceder y rectificar, no vale hablar si no es para valorar, en base a medidas y con un rigor para recuperar la confianza.
La crisis es responsabilidad de los países y son los únicos que deben resolverla con un gran pacto de estado, única solución para salir de ella, ya que si hay ayudas con la deuda soberana, contribuirá a aumentar más la deuda, nadie hace nada por nada, y así la dificultad quedará aumentada.
Racionalización del sector público, sistema fiscal y deuda, ponderación del gasto, austeridad y disciplina, control y eficiencia en la Administración, todo ello para evitar la deuda que es la madre de las desgracias.
Hay que cuidar los gastos, como decía Franklin: “Un pequeño agujero hunde el barco”, sin perder de vista que la deuda europea parece que no tiene fin.
No hay que permitir que el tiempo se pierda entre las necesidades apremiantes, económicas y domésticas, sin tomar medidas para reparar desequilibrios y crear garantías contra posibles dificultades futuras. Todo ello para evitar una deriva de consecuencias drásticas.
El temor al mal futuro ha puesto en peligro a muchos, por la falta de previsión no tomada en los distintos momentos, no obstante de esta crisis se saldrá cuando se recupere la credibilidad, siempre se ha salido con un esfuerzo mayor o menor, pero siempre con esfuerzo, como condición.
Esta crisis es difícil y lenta pero no imposible salir de ella, hay que velar para que el incendio de la crisis no se propague. Si no se piensa en el futuro nunca lo tendremos; no resolver los problemas es crear un problema mayor. La austeridad es una garantía de un pueblo inteligente.
Alfondo Roa Fernández
Economista