lunes, 27 de enero de 2014

Senescencia



La edad es un proceso complejo que implica cambios a nivel morfológico, psíquico y bioquímico, tanto en células aisladas como en organismos enteros y por extensión en los seres vivos. Existen diversas teorías que tratan de explicar este fenómeno cronológico y sus efectos; la más aceptada es la que responsabiliza a los radicales libres del oxígeno como causantes del envejecimiento.
Senescencia es un proceso de envejecimiento normal, fisiológico y biológico debido al agotamiento en el número  de divisiones celulares, pues si tenemos en cuenta que todo ser vivo procede de la unión de dos células reproductoras, una masculina y otra femenina, pero que cada una de ellas contiene exactamente la mitad de la carga genética de cada uno de sus progenitores, la célula resultante  es el óvulo fecundado o zigoto.
Ese óvulo fecundado o zigoto almacena una capacidad potencial para originar un nuevo ser; esa célula primitiva va a comenzar dentro del útero un complejo desarrollo a base de dividirse de una forma armónica y controlada, primero en dos células, después en cuatro, ocho, dieciséis, etc., etc., con estas divisiones sucesivas van surgiendo células que con el tiempo adquieren cierto grado de diferenciación y de especialización, son series celulares para originar los distintos órganos, sistemas y aparatos propios de todo ser vivo. Estas divisiones no son  ni pueden ser infinitas, llega un momento que la división se agota y biológicamente ese ser vivo llega al final de su vida, ala senescencia.
Cuando el envejecimiento es debido a procesos patológicos o anormales, se denomina senilidad o senectud. El envejecimiento en sí, ya sea normal o anormal, es un proceso vital cualitativo, progresivo, ineludible, personal y exclusivo, con características propias, por las que algunas personas se tornar  físicamente limitadas y funcionalmente dependientes.
El término senescencia derivado  del latín senex (viejo) se refiere a la vejez y más precisamente al individuo nonagenario.
En Biología, senescencia, se aplica a las células que después de  haber  alcanzado un número determinado de divisiones, dejan de proliferar o de dividirse.
Las células tienen una capacidad de división limitada y lógicamente llegará un momento que por métodos naturales, estas divisiones se interrumpen cesando la proliferación  de las mimas.
Pero también puede ocurrir que no todas las células se agoten al mismo tiempo; grupos o series celulares que según su grado de diferenciación se van a encargar de dar origen a órganos, aparatos o sistemas, cesan en sus divisiones , pero adquieren determinadas anomalías y alteraciones desviando su multiplicación en formar tejidos, u otros componentes corporales, músculos, huesos, ojos, dientes, etc., pero no de una forma organizada, sino anárquica  y alterando la morfología  y biología del órgano o sistema afectado y provocando signos y síntomas patológicos: adelgazamiento rápido, anemia, etc., y finalmente la muerte.
La senescencia expresa de una forma más precisa la decadencia física, mental, cognitiva y psicológica que de una manera natural es debida al envejecimiento.
Las células más primitivas tienen una capacidad potencial almacenada; son células pluripotenciales, que por diferenciación y por especialización de grupos celulares se formarán músculos, huesos, órganos, etc., pero grupos de estas células terminan perdiendo la capacidad natural de división adquiriendo ciertas anomalías a nivel de determinadas estructuras transformándolas en grupos de crecimiento rápido, desordenado y anárquico que pueden comprometer la vida del individuo.
La senescencia expresa la decadencia debida al envejecimiento el cual, en el momento actual puede ser tratable y controlable dentro de ciertos límites.
La consecuencia biológica de la senescencia es un declive físico y psíquico que no es igual para todas las personas; unas pierden más precozmente la masa muscular, la masa ósea, la capacidad respiratoria, aeróbica,  funciones relacionadas con el ejercicio físico afectando a los sentidos, etc.
Igualmente se afectan las facultades mentales, disminuyendo la capacidad volitiva, creativa y de síntesis; la memoria disminuye sobre todo para los acontecimientos más recientes; y todo este complejo de  hechos biológicos los podemos considerar como negativos pues inducen a la pérdida de la autoestima, a la melancolía y a la depresión. 
Actitud ante la senescencia
Ante el hecho fehaciente de la longevidad donde encontramos  respuestas, comportamientos y deficiencias negativas que van a minar  las fuerzas físicas y psíquicas de la persona llevándola a estados de inseguridad,  de soledad y hasta de aislamiento social, se impone la puesta en marcha de acciones terapéuticas para eliminar o al menos paliar estas alteraciones con lo que evitamos otras alteraciones seniles (distimias), depresiones, ansiedad, hipocondría y demás alteraciones de la personalidad.
En estos casos el Médico puede ser una ayuda muy valiosa  como se ha puesto de manifiesto recientemente en el I Simposio Internacional del Deporte celebrado en la Universidad Europea de Madrid, donde se ha concretado que la protección de la senescencia estará encaminada a la práctica de múltiples ejercicios que mantengan la fuerza muscular, y el equilibrio, evitando el riesgo de caídas, eliminando barreras arquitectónicas domiciliarias y viales; pues la capacidad funcional de los sistemas circulatorio, respiratorio, esquelético, etc., disminuyen  por el envejecimiento favoreciendo la discapacidad.          
Programas de entrenamiento y de fuerza  constituyen una medida preventiva para evitar la sarcopenia o pérdida de masa muscular y la fragilidad ósea con riesgo de fracturas.
Estos programas deben ser  lo más frecuentes que sea posible y encaminados a mantener la potencia muscular, el equilibrio etc.,; debemos considerarlos como una auténtica medicina. 
Una conclusión de este Ier Simposio es el considerar el ejercicio físico y mental como la nueva píldora del siglo XXI.

Millán Rodríguez TenaMédico  

 
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