La edad es un proceso
complejo que implica cambios a nivel morfológico, psíquico y bioquímico, tanto
en células aisladas como en organismos enteros y por extensión en los seres
vivos. Existen diversas teorías que tratan de explicar este fenómeno
cronológico y sus efectos; la más aceptada es la que responsabiliza a los
radicales libres del oxígeno como causantes del envejecimiento.
Senescencia es un
proceso de envejecimiento normal, fisiológico y biológico debido al agotamiento
en el número de divisiones celulares,
pues si tenemos en cuenta que todo ser vivo procede de la unión de dos células
reproductoras, una masculina y otra femenina, pero que cada una de ellas
contiene exactamente la mitad de la carga genética de cada uno de sus
progenitores, la célula resultante es el
óvulo fecundado o zigoto.
Ese óvulo fecundado o
zigoto almacena una capacidad potencial para originar un nuevo ser; esa célula
primitiva va a comenzar dentro del útero un complejo desarrollo a base de
dividirse de una forma armónica y controlada, primero en dos células, después
en cuatro, ocho, dieciséis, etc., etc., con estas divisiones sucesivas van
surgiendo células que con el tiempo adquieren cierto grado de diferenciación y
de especialización, son series celulares para originar los distintos órganos,
sistemas y aparatos propios de todo ser vivo. Estas divisiones no son ni pueden ser infinitas, llega un momento que
la división se agota y biológicamente ese ser vivo llega al final de su vida,
ala senescencia.
Cuando
el envejecimiento es debido a procesos patológicos o anormales, se denomina
senilidad o senectud. El envejecimiento en sí, ya sea normal o anormal, es un
proceso vital cualitativo, progresivo, ineludible, personal y exclusivo, con
características propias, por las que algunas personas se tornar físicamente limitadas y funcionalmente dependientes.
El término
senescencia derivado del latín senex
(viejo) se refiere a la vejez y más precisamente al individuo nonagenario.
En Biología,
senescencia, se aplica a las células que después de haber
alcanzado un número determinado de divisiones, dejan de proliferar o de
dividirse.
Las células
tienen una capacidad de división limitada y lógicamente llegará un momento que
por métodos naturales, estas divisiones se interrumpen cesando la
proliferación de las mimas.
Pero también puede
ocurrir que no todas las células se agoten al mismo tiempo; grupos o series
celulares que según su grado de diferenciación se van a encargar de dar origen
a órganos, aparatos o sistemas, cesan en sus divisiones , pero adquieren
determinadas anomalías y alteraciones desviando su multiplicación en formar
tejidos, u otros componentes corporales, músculos, huesos, ojos, dientes, etc.,
pero no de una forma organizada, sino anárquica
y alterando la morfología y
biología del órgano o sistema afectado y provocando signos y síntomas
patológicos: adelgazamiento rápido, anemia, etc., y finalmente la muerte.
La
senescencia expresa de una forma más precisa la decadencia física, mental,
cognitiva y psicológica que de una manera natural es debida al envejecimiento.
Las células más
primitivas tienen una capacidad potencial almacenada; son células
pluripotenciales, que por diferenciación y por especialización de grupos
celulares se formarán músculos, huesos, órganos, etc., pero grupos de estas
células terminan perdiendo la capacidad natural de división adquiriendo ciertas
anomalías a nivel de determinadas estructuras transformándolas en grupos de
crecimiento rápido, desordenado y anárquico que pueden comprometer la vida del
individuo.
La
senescencia expresa la decadencia debida al envejecimiento el cual, en el
momento actual puede ser tratable y controlable dentro de ciertos límites.
La consecuencia
biológica de la senescencia es un declive físico y psíquico que no es igual
para todas las personas; unas pierden más precozmente la masa muscular, la masa
ósea, la capacidad respiratoria, aeróbica,
funciones relacionadas con el ejercicio físico afectando a los sentidos,
etc.
Igualmente se afectan
las facultades mentales, disminuyendo la capacidad volitiva, creativa y de
síntesis; la memoria disminuye sobre todo para los acontecimientos más
recientes; y todo este complejo de
hechos biológicos los podemos considerar como negativos pues inducen a
la pérdida de la autoestima, a la melancolía y a la depresión.
Actitud ante la
senescencia
Ante el hecho fehaciente de la
longevidad donde encontramos respuestas,
comportamientos y deficiencias negativas que van a minar las fuerzas físicas y psíquicas de la persona
llevándola a estados de inseguridad, de
soledad y hasta de aislamiento social, se impone la puesta en marcha de
acciones terapéuticas para eliminar o al menos paliar estas alteraciones con lo
que evitamos otras alteraciones seniles (distimias), depresiones, ansiedad, hipocondría
y demás alteraciones de la personalidad.
En estos casos el
Médico puede ser una ayuda muy valiosa
como se ha puesto de manifiesto recientemente en el I Simposio
Internacional del Deporte celebrado en la Universidad Europea de Madrid, donde
se ha concretado que la protección de la senescencia estará encaminada a la
práctica de múltiples ejercicios que mantengan la fuerza muscular, y el
equilibrio, evitando el riesgo de caídas, eliminando barreras arquitectónicas
domiciliarias y viales; pues la capacidad funcional de los sistemas
circulatorio, respiratorio, esquelético, etc., disminuyen por el envejecimiento favoreciendo la
discapacidad.
Programas de
entrenamiento y de fuerza constituyen
una medida preventiva para evitar la sarcopenia o pérdida de masa muscular y la
fragilidad ósea con riesgo de fracturas.
Estos programas
deben ser lo más frecuentes que sea
posible y encaminados a mantener la potencia muscular, el equilibrio etc.,;
debemos considerarlos como una auténtica medicina.
Una conclusión de
este Ier Simposio es el considerar el ejercicio físico y mental como
la nueva píldora del siglo XXI.
Millán
Rodríguez TenaMédico