lunes, 27 de enero de 2014

Balneario de Caldes de Boí y su Entorno


El balneario de Caldes de Boí se encuentra al norte de la comarca leridana de la Alta Ribagorza, en pleno Pirineo catalán, a una altitud de 1480 metros. Está considerado como una de las estaciones termales más impresionantes de Europa. El valle de Boí está abierto por el caudaloso río Noguera de Tor, en cuyas laderas se encuentran unos pueblos medievales cuyo románico está considerado por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad desde el año 2000.Caldes de Boí se encuentra a 22 kilómetros de Pont de Suert, capital de la comarca de la Alta Ribagorza y a 9 de Barruera, capital de este idílico valle. Es la única estación termal que, desde 1989, está incluida en Libro Guinness de los Records, en atención a sus 37 manantiales diferentes, con aguas minero-medicinales que brotan a temperaturas entre 41º C y 51ºC.
El complejo termal, con una superficie de 24 hectáreas, se encuentra en la orilla derecha del curso del río entre cumbres que superan los 3.000 metros de altura con lagos de agua cristalina, bosques de alta montaña, numerosos riachuelos y espectaculares saltos de agua.

Aquí los amantes de la naturaleza pueden disfrutar, por senderos entre fotogénicos espacios naturales, de los agradables trinos de las aves, de la brisa que mueve las ramas de árboles centenarios, y de la posibilidad de practicar actividades y deportes de aventura. Son los senderos verdaderas rutas que permiten descubrir los espacios naturales que envuelven al mayor complejo termal de nuestra Península. En otoño los diversos bosques de hojas caducas muestran la belleza de su cromatismo y el agua de los saltos y sus fuentes ponen la música de fondo en este maravilloso escenario fruto de la madre naturaleza.

Además de sus completas instalaciones termales, es en sí toda una terapia el pasear por sus jardines y espacios arbolados donde brotan las fuentes minero-medicinales, con aguas eficaces para diferentes males y dolencias.
 
Cuenta con dos establecimientos hoteleros: el moderno El Manantial y el Hotel Caldes, y las instalaciones termales anexas al hotel moderno, donde se encuentra la denominada “Estufa Natural”. Son en total doce estufas.  Dichas estufas están especialmente indicadas en los procesos reumáticos crónicos, metabólicos, obesidad, uricemia, celulitis, vías respiratorias,  etc.
El balneario más antiguo de todo este complejo se encuentra junto al santuario de la Mare de Déu de Caldes, en cuyo entorno está la antigua sede de una orden monacal dedicada a la beneficencia que, además de curar a los enfermos y a atender al peregrinaje al santuario, reunía para la oración a los campesinos de estos recónditos valles. Con la desamortización de Mendizábal los bienes eclesiales fueron de propiedad estatal hasta 1895, en que pasaron a ser propiedad particular. Recuerdo de tiempos antiguos se encuentra en el patio central, de planta rectangular, con soportales, la capilla renacentista donde se celebra la misa durante el período de apertura del balneario.

Según cuenta la leyenda, a finales del siglo XIV un pastor observó que un toro de su manada desaparecía todas las mañanas y se perdía montaña arriba. El pastor lo siguió y mirando hacia donde lo hacía el animal descubrió, en la cavidad de un tronco, una imagen de la Virgen María que recogió y para la que construyó una pequeña capilla. En el siglo XVIII se construyó el santuario dependiente del obispado de Urgel. En 1839 el santuario pasó a ser de la Diputación de Lérida hasta 1877, en que pasó a pertenecer al Estado. Posteriormente, fue vendido y pasó a manos particulares.

La talla original de la Virgen era románica y fue destruida en un incendio el año 1936. La imagen actual es copia policromada, igual que la antigua, y es obra del escultor barcelonés Camp Arnau, año 1940. Las pinturas del Altar Mayor son obra de Lairisa, año 1943. El 1948 se realizaron las pinturas laterales que consolidan, de nuevo, el esplendor que siempre había tenido y tiene este  santuario.    

Agustín Miguélez Posada

 
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