Desamor
“Te alejas lentamente, sin mostrar ninguna prisa.Ante ti se abren otros mundos sin mí.
Calle abajo, te hundes disuelto en el asfalto.
La flor se marchita como boca reseca y sin aliento.
Tras de ti, se marcha la pizca de fragancia de otras horas,
que ya no han de volver.
Y yo empiezo a subir lenta y pesadamente
la calle larga del olvido“.
Pero esta noche he soñado contigo,
al romper la aurora he desgranado
/el rosario de recuerdos
y he vuelto a deshojar la flor del desamor.
Y el orgullo, hijo del abandono,
no ha disuelto el néctar de tu huella
en el vaso azul de la memoria.
El vacío que dejaste
se cubre con el manto púrpura del deseo
y del llanto expulsando la rabia
/que ha roído este tiempo
mi roto corazón.
Empeñada en borrar tu desprecio a mi mesa
salí por los caminos a mendigar limosnas.
Me emborraché de besos, me encadené a otros
brazos, y hasta llegué a pintar en mis paredes,
grises desde tu marcha, paisajes sin futuro
que una vez terminados hube de reciclar.
Esta noche he soñado contigo
y aunque el sueño ha durado
lo que un latido perezoso,
he sentido tu calor en la mejilla
y me ha envuelto de nuevo la caricia onírica
de tu vibrante voz,
que se ha roto aplastada entre el sueño y la vigilia.
He salido a la calle convocada
/por la lucha de la vida
he visto desmayarse al paisaje y empalidecer el sol.
He soñado contigo
y estoy triste, no podría evitarlo aunque quisiera.
Te perdí para siempre me repito mil veces
aunque te haya soñado y
haya oído tu voz…
Contigo
el sueño se ha hecho lágrima salobre.
Por el horizonte una niña baila
Por el horizonte una niña baila
Por el horizonte, zapatos de plata
con su taconeo quiebran las montañas.
¡Ay niña de nácar!
deja que la luna
blanquee tus enaguas
y bordee con nardos tu espléndida falda.
Por el horizonte una niña canta.
Por el horizonte, en la noche clara
sinfonía de estrellas su voz acompasa.
¡Ay niña del alba!
Deja que el azahar
trence tus cabellos
y esparza el perfume por la seda blanca.
Por el horizonte una niña sueña.
Por el horizonte, los sueños desgranan
labios temblorosos con besos de plata.
¡Ay niña del alma!
Ilusión de tul tejen las arañas,
blonda de los mares,
espuma de agua.
Ya viene bajando desde la alborada
jinete de viento de lluvia de escarcha.
Por el horizonte… la niña encandila
al joven que viene para desposarla
montado en su jaca.
ROSA MARÍA CALDERÓN
Licenciada en Historia
De la Tertulia literaria del CDL