Entre los conocidos como Caminos de Santiago el denominado Camino de la Costa que partía de Irún y corría paralelo al Cantábrico hasta los límites occidentales de Bizkaia era una de las primitivas rutas de peregrinación a Compostela, anterior incluso a algunas que la historia ha convertido en genuinas. Ya en las primeras décadas de la devoción jacobea, en los siglos IX y X, hay constancia de peregrinos que optaban por esta ruta que se servía de calzadas previamente consolidadas e importantes desde tiempos remotos.
Como en sus albores las peregrinaciones estuvieron amenazadas por los musulmanes el camino de la costa cantábrica era, sin duda, el más seguro. Cuando a partir del siglo XIII, como consecuencia de las mejoras viarias que trajo consigo la incorporación de Guipúzkoa a Castilla, el Camino Interior comenzó a ganar en importancia, la ruta de la Costa soportó bien la competencia con la participación de los peregrinos que optaban por esta vía en Irún como por los procedentes de lejanos países nórdicos que desembarcaban en cualquiera de los puertos guipuzcoanos o vizcaínos que jalonan el trayecto que vamos a describir a continuación.
El tramo inicial guipuzcoano no era un cómodo paseo. La continuidad por la costa guipuzcoana se va rompiendo por la llegada al cantábrico de los ríos Oiartzun, Urumea, Oria, Urola y Deba. Hugo Oporto, obispo de Portugal, nos cuenta su impresión sobre el camino a través de esta costa en su viaje realizado en 1120 del que nos resalta “la aspereza del lugar, la atrocidad de sus habitantes y la furia hinchada de los brazos del océano que por doquier se encuentra”.
El nuevo resurgir de las peregrinaciones jacobeas está siendo favorecido por las políticas de promoción de los diferentes gobiernos autonómicos y nacionales generando un importante desarrollo de los recursos y servicios no sólo en torno al mayoritario Camino Francés sino también a sus principales alternativas y en especial el trazado del camino más antiguo: el Camino de la Costa o Camino del Norte que está señalizado y provisto de albergues de peregrinos en sus diferentes etapas.
El trazado de la vía, conduce los pasos de los caminantes hacia Arzúa, donde enlaza con el Camino de Santiago Francés rumbo hacia la capital compostelana.
Esta ruta recorre la cornisa cantábrica partiendo de Irún, como lo hace la Ruta Interior, dirigiéndose a Hondarribia, antigua villa a la que otorgó Alfonso VII en 1203 la Carta Puebla.
Está situada en la desembocadura del río Bidasoa Uno de sus accesos es por la puerta de Santa María, entrada principal de la muralla, presidida por el escudo de armas de la ciudad. Dentro del recinto amurallado se encuentra la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, siglos XV y XVI, de estilo gótico, de planta de cruz latina con tres naves con bóvedas de crucería y tres ábsides en su cabecera. El santuario de Guadalupe, del año 1585, ligado a la religiosidad marinera desde sus principios, tiene en su interior una Virgen gótica del siglo XV.
En las afueras de la villa se encuentra la ermita de Santiagotxo, siglo XV, en cuyo interior tiene una talla de Santiago Matamoros. En la Plaza de Armas está el castillo de Carlos V, cuya construcción se atribuye a Sancho Abarca de Navarra, de planta cuadrada, patio central y amplios muros, testigo de numerosos asedios y en la actualidad está convertido en Parador de Turismo. Entre sus edificios civiles destacan la Casa Consistorial, el palacio de Casadevante y la casa de Torre Alta.
Lezo está situada en la desembocadura del Oiartzun, al pie de la bahía de Pasaia. La iglesia parroquial de San Juan Bautista, de una sola nave, tiene su altar mayor de principios del siglo XVII. La basílica del Santo Cristo, de finales del XVII, tiene la imagen de un Cristo imberbe de estilo gótico.
Después de pasar por las villas marineras de Pasai Donibane y Pasai San Pedro llegamos a Donostia-San Sebastián de la que se sabe que ya existía en 1016, cuando Sancho el Mayor donó la villa al monasterio de Leire. Lo que es hoy la parte vieja estaba rodeada de una muralla y custodiada por una fortaleza en el monte Urgull donde, en la base del antiguo castillo destruido, se encuentra hoy el monumento dedicado al Sagrado Corazón.
La iglesia de San Vicente, la más antigua de la villa, de estilo gótico, con tres naves de la misma altura, tiene en el atrio una Piedad del escultor Jorge de Oteiza. La basílica de Santa María del Coro, conjunto barroco de origen románico, modificada y reformada en el siglo XVII, tiene la imagen de Nuestra Señora del Coro, patrona de la ciudad. Dentro del gótico moderno tenemos la iglesia de San Ignacio. La Catedral del Buen Pastor es un prototipo claro del neogótico con ciertos aires germánicos. Entre la arquitectura civil hemos de disfrutar de su Plaza Mayor, una de la más típicas y curiosas de España. Sobre el río Urumea tiene el puente María Cristina, artístico y monumental, ornamentado por el escultor Benlliure. Tiene interesantes edificios como son el Teatro Principal y los palacios de Enea, Ayete y Miramar, de estilo inglés, fue residencia de verano de la familia real de 1840 a 1930.
Antes de iniciar el descenso a Orio nos encontramos con la ermita de San Martín de Tours con imagen plateresca del santo Patrón y cuyo porche sirvió de hospital de peregrinos.
Orio se desarrolló en torno a la iglesia parroquial de San Nicolás de Bari, siglo XVII, que tiene un gran pórtico-atrio exterior, con retablo principal de estilo rococó y un Cristo gótico.
Zarauz es villa del siglo XII en cuyo escudo de armas figura una ballena, símbolo de la obligación que tenían los pescadores de ceder a las despensas reales parte de las ballenas capturadas. Cuenta con la iglesia de Santa María la Real, del siglo XV, en cuyo interior conserva un retablo barroco, una imagen gótica de su patrona y restos de un yacimiento arqueológico. La torre anexa a la iglesia, siglo XIV, es una muestra de la arquitectura defensiva vasca. Tiene, además, los conventos de los franciscanos, Santa Clara y las Beatas de la Trinidad. Entre sus casas y casonas modernas se pueden citar la torre gótica de Luzea, los solares de Dotorekua, y Makatza, la casa consistorial y el palacio de los Narros de estilo renacentista.
Zumaia es una villa medieval que fue asentándose en torno al puerto pesquero y a la iglesia parroquial de San Pedro, siglo XIII, ampliada en los siglos XV y XVI, de estilo gótico vasco, con aspecto de fortaleza. Su retablo Mayor, siglo XVI, cuenta con un tríptico gótico y otro flamenco. A lo largo de la playa nos encontramos la ermita de Santiago que servía de hospital de peregrinos.
Tiene, además, la ermita de San Telmo, siglo XVI, en cuyo interior sobresale su doble coro de madera. En el mismo camino de Santiago se encuentra la ermita Andre María de Arritokieta que conserva un tríptico hispano flamenco del siglo XVI. El Museo Zuloaga, casa del pintor, guarda una valiosa colección de obras de Goya, El Greco y Zurbarán, entre otras.
Itziar, barrio de Deba, es un núcleo urbano de arquitectura rural vasca donde se encuentra el santuario de Nuestra Señora de Itziar, edificio del siglo XVI, que guarda la talla de la Virgen de Itziar del siglo XIII y un retablo mayor plateresco. Deba se fundó en 1284, bajo el reinado de Sancho IV, con el nombre de Monreal de Itziar. Debe su actual emplazamiento a la Carta Puebla concedida por Alfonso XI, con el nombre de Monreal de Deba, en el año 1343.
La iglesia de Santa María la Real construida entre los siglos XV y XVII, de estilo gótico renacentista, tiene una espléndida portada policromada del siglo XV, con imágenes de los doce apóstoles. De una de sus ampliaciones es el hermoso claustro del siglo XVI. Su patrimonio arqueológico cuenta con los yacimientos de las cuevas de Ekain, Urtiaga y Ermittia con restos de ocupación paleolítica. En la cueva de Ekain hay 76 figuras, siendo el caballo el más representado.
La Casa Consistorial, siglo XVIII, tiene una hornacina de Santiago peregrino. Además de la Casa Consistorial tiene varias viviendas tradicionales como son las casa blasonada de los Bañez, la casa-solar Aldazabal-Murgia y la de Sasiola, antigua torre, y el Humilladero de Santa Cruz. A comienzos del XVI los señores de la torre de Sasiola cedieron a la Orden Franciscana el sitio, el astillero y la ermita de la Piedad para la construcción del convento de Sasiola que asistiría a pobres y peregrinos. Fue abandonado debido a las desamortizaciones y actualmente sólo se conservan restos del claustro, convento y la iglesia que tiene un estimable retablo del siglo XVIII.
Agustín Miguélez Posada
Catedrático de Matemáticas