jueves, 22 de septiembre de 2011

Humanidad y humano

Es grande ser grande pero más grande es ser humano, todo lo que es humano no puede ser indiferente. Somos iguales ante el deber moral, ser humano significa sentirse inferior. Juan XXIII decía: “no dudes en extender tu mano, no titubees en aceptar la mano que te tiende el otro” y Séneca “trata a tu inferior como quisieras ser tratado por tu superior”. Nadie puede ver por encima de sí mismo, no solo se es alto para que lleguen los pies al suelo, sino para ver al otro con una sonrisa, que no cuesta nada y es el principio de acoger y ser acogido, el inicio apropiado para el diálogo, es el lenguaje de los inteligentes. Quien no sepa sonreír no debe abrir un comercio.


El suelo y la tierra es común a todos los hombres, circunstancia que nos hace ver que la mayor virtud es aquella que más utilidad reporta a otros, donde no hay humanidad las personas se degradan. En la naturaleza humana se debe contribuir ayudando para que no haya ejemplares defectuosos y poder mirar todos en la misma dirección, consiguiendo la verdadera nacionalidad que es la Humanidad.

El comportamiento es un espejo en el que cada uno muestra su imagen, debiendo ser verdadero el ser persona, que incluye como virtud el comportarse. Mahoma: “La belleza del hombre consiste en el buen decir”.

El hombre quiere ser bueno pero no demasiado bueno, ni todo el tiempo, no tiene prejuicios, no le importa de qué color son sus esclavos, siendo causa la falta de una cura de humanidad. También existen hombres de carácter, que casi siempre son hombres de mal carácter, por eso a veces gritan para no oírse. Hay otros casos en que somos ofendidos y para esto perdonar al enemigo no hay cosa que le enfurezca más.

No se puede ser bueno a medias, ya que así el hombre no es completo. Hay gente que te olvida incluso mientras te está dando la mano.

La civilización es un pequeño paso de gigante para la Humanidad, para que no sea todo indiferente, en tiempo y espacio, evitando así situaciones distintas. Donde hay educación no hay distinción de clase, evitando así que la fuerza del poder no tenga justificación.

Un modelo de sociedad que se hunde en un mar de contradicciones, sin buscar la contrapartida, una solución racional y de equilibrio, no creando más problemas que los que resuelve, un modelo competitivo de crecimiento continuo produciendo desconcierto sin freno. La sociedad humana se halla compuesta de elementos desiguales dando lugar a desajustes, ya que el mejoramiento de una sociedad es imposible sin un mejoramiento de la persona.

La naturaleza ha hecho al hombre bueno pero la sociedad le hace malo. Cicerón: “Fuerte es el peso de la propia conciencia”. Cervantes: “Cada cual se fabrica su destino.

Es difícil decir si el hombre es egoísta o si se vuelve enseguida, para él considerar otra alternativa no existe, sólo él es él sin considerar que el egoísmo no es amor propio sino una pasión desordenada por uno mismo, él se ama a sí mismo, sin rivales, lo mío es mío por y para mí, cuanto más tenga más tengo, sin considerar que lo justo se hace sin egoísmo.

Los pobres nos enseñan a ser más generosos y humildes, en cambio los consideramos personas secundarias, limitadas, mientras otros tienen grandes oportunidades, las que ellos desconocen, sin poder entenderlo.

La Humanidad sumergida en sus propios intereses, sin tratar de ver el interés al que todos tienen derecho por ser humanos. Las ciudades grandes brindan lo mejor y lo peor, la abundancia y la miseria. Hay que ser pobre para aprender el placer de dar, un clásico decía: “No seas tan humilde, no eres tan grande”.

A los hombres, a veces, les separan los intereses, eso hace que el dinero sea adorado por muchos devotos, contemplando cómo habla el dinero, sirviendo para así tener las mayores recompensas, ganar desentendiéndose de que otros pierdan, sólo se ve lo que interesa.

¿Es usted un hombre honrado o un corrupto? Hombre, mitad y mitad, como todo el mundo. La fama, el dinero y el poder sirve para corromper la moral muchas veces.

Vivimos en tiempo en que los valores tradicionales han quedado disminuidos y arrinconados, sustituidos por valores económicos, una sociedad de consumo no pensante, más preocupada por lo material que por aquellos comportamientos que contribuyen más a la felicidad. El crecimiento económico está estrechamente relacionado con el estado de bienestar y que debe servir como modelo de austeridad en el futuro, para evitar circunstancias adversas.

Un Mundo globalizado solamente porque está conectado, siendo las nuevas tecnologías las que han permitido ampliar e interpretar el Mundo a través de unos mayores deseos, queridos por todos. Este progreso y un mayor modelo de competencia de nuestra existencia, genera al mismo tiempo, por la diferencia de clases, penosos conflictos, envueltos en evolución y destrucción, contribuyendo en la base de la especulación y el consumo, sin dar lugar a la respiración del Mundo, por ser un Mundo injusto, un desierto de gente donde no están los excluidos, dando lugar a que para millones de seres humanos la Tierra sea solamente un lugar donde todos éstos tienen su cruz.

Un Mundo que es como una granja en la que se ha olvidado separar los lobos de los corderos, dando lugar a que la mitad no pueda comprender los placeres de la otra mitad, debe evitarse para que la Humanidad no se pueda mirar como enemigos y sí unir y no separar, viviendo en comunidad con la raza humana, no perdiendo el sentido de los límites, para evitar que el Mundo se derrame.

En las perspectivas y futuro, sólo el presente es cierto, el futuro será distinto de lo que podamos pensar en el presente.

La crisis nos ha demostrado cómo no la veíamos para este presente, que para ella ha sido el futuro, crisis que nos ha descubierto el verdadero valor de las cosas, con lo sencillo como base que es lo verdadero, siendo en esta crisis igualmente imprescindible la austeridad.

La naturaleza habla mientras el género humano no escucha, debiendo ser nuestro mejor ejemplo para no gastar tantos materiales, que son escasos y necesarios para la Humanidad.

Si se habla de esperanza habría que decir que todo hombre no vive más que por lo que espera, siendo la falta de esperanza una depresión. Séneca: “No desesperes sin conservar una pizca de esperanza”.

Por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre brilla entre las nubes, al amanecer hay una esperanza, al acostarnos pensemos que amanecerá.

El amor es una necesidad universal, es humanidad, es el olvido del yo para contribuir a la esperanza de otros. Aristóteles: “La esperanza es el sueño del hombre despierto”.
La Humanidad es única, no son los unos y los otros, la esperanza nos dice que nosotros somos todos.

Alfonso Roa Fernández
Economista

 
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