lunes, 27 de enero de 2014

La Cuestión de Gibraltar



Gibraltar es la tierra más antigua de España. Hace millones de años, en este lugar, España estaba unida a África. Pero, al final de la Era Terciaria, hace unos cinco millones de años, los niveles del Atlántico muy altos, y del Mediterráneo, más bajos, se igualaron. Un estruendoso cataclismo rompió la unión, precipitándose las aguas atlánticas en el Mediterráneo, cascada que barrió la unión europea-africana, dejando a ambos lados dos famosos montes, las columnas de Hércules, Gibraltar y el monte Hacho, en Ceuta. Sin embargo, durante las épocas frías, quedaba al descubierto una extensa llanura, al este de Gibraltar, donde pastaban distintas especies de mamíferos. Por dicha franja de tierra penetraron, hace aproximadamente un millón de años, los primeros hombres y habitantes de la península. Gibraltar es la cuna de nuestra civilización. En Gibraltar y Barbate  se encuentran numerosas  cuevas con pinturas rupestres de aquellos hombres que, llenos de esperanza, penetraron en España.
Hacia el año 682 la explosión invasora musulmana alcanza Ceuta, gobernada por don Julián, conde de Ceuta y señor de Consuegra, de la nobleza visigoda a quien los beréberes le prestaban acatamiento, típico ejemplo del político traidor y oportunista, que por mantener su poltrona,  rinde pleitesía a cualquier poderoso que le mantenga en su opulenta posición. Según Ibn Al- Kardabús, “Cuando Yulyán (Julián), Señor de Tánger, se encontró con Musa ibn Nasayr, le informó... del dominio de Al-Andalus, la rapidez de su conquista, la abundancia de sus riquezas y la belleza de sus cautivas”. Don Julián establece pactos y es confirmado en su puesto, de gobernador de Ceuta, por Okba,. En el año 705, el emir Mussa ibn Nasair vence a los beréberes resistentes y don Julián  somete Ceuta a Mussa. En el 707 el general de Mussa, Tarik ibn Ziyad entra en Tánger, y, posteriormente (709), don Julián pacta con Mussa el paso de fuerzas árabes y bereberes para invadir la España, que le ha mantenido en el poder, hasta ahora. Tarik desembarca en la bahía de Algeciras (711) y se instala en Calpe (luego Yebel-Tarik, o monte de Tarik o Gibraltar).
Luego vendrán siglos de Reconquista, con el dolor de la “pérdida de España”. Tras la gran derrota musulmana de las Navas de Tolosa (1212), el rey nazarí de Granada (1274) cede Algeciras, Tarifa y Gibraltar, al sultán de Fez, a cambio del apoyo militar contra los cristianos. En respuesta Alfonso XI, contra esta segregación de territorio español a favor del extranjero, manda una flota al mando del Infante Sancho, para bloquear el estrecho y a su tercer hijo Pedro, con un ejército a sitiar Gibraltar; el cerco se mantiene por tierra y mar, durante un año, hasta el verano de 1279, que con catorce galeras rompen los musulmanes el bloqueo de las naves de Castilla.
España está amando y llorando durante siglos por culpa de  Gibraltar. Todos quieren quitárselo, pero sigue el avance cristiano para recuperar “La España perdida” de los visigodos. Para los hombres de la Reconquista, España es toda la península ibérica. Así en octubre de 1340, personalmente,  Alfonso XI, el Justiciero, de Castilla, Pedro IV, el Ceremonioso, de Aragón y Alfonso IV, el Bravo, de Portugal, luchan juntos para que Gibraltar sea español, enfrentando sus tropas a las de los musulmanes del rey de Fez, Abu-el-Hassan, el Sultán Negro, en la batalla del Salado o combate de los cuatro reyes,  con gran triunfo cristiano, donde murieron 200.000 musulmanes y 20.000 cristianos, aunque sin poder recuperar Gibraltar. Luego Alfonso XI intentó conquistar Gibraltar pero murió durante el asedio.
En 1411, recobró definitivamente Gibraltar, para España, Jusuf III, rey de Granada. Y volvió a manos cristianas, en 1466, gracias al esfuerzo aliado del alcalde de Tarifa, Alonso de Arcos, la población vecina y la de Jerez, las tropas del duque de Medinaceli, Juan Pérez de Guzmán y la del conde de Arcos, Juan Ponce de León.
Las tornas cambian cuando Inglaterra, convertida en potencia marítima, se obsesiona con apoderarse de Cádiz y Gibraltar.  Ya tan tempranamente como 1635, una escuadra inglesa de noventa navíos con 18.000 marinos intentan ocupar Cádiz. Y en 1656, Oliver Cronwell  indica, en carta, al almirante Montague, la conveniencia de conquistar Gibraltar, para el comercio marítimo inglés y perturbar la  política española.Tras la muerte de Carlos II, sin sucesión, (1700), dejó como heredero a Felipe, duque de Anjou, segundo hijo del Delfín de Francia, proclamado como Felipe V. Pero en 1701, el imperio austro-húngaro, Inglaterra y Holanda rechazan esta sucesión y  proponen como pretendiente al archiduque Carlos, sumándose posteriormente a esta coalición Prusia, Saboya y Portugal. En el reparto del imperio español que configuró  dicha alianza se asignaba a los ingleses Gibraltar, Ceuta, Menorca y la tercera parte de Hispanoamérica. Afortunadamente no ganaron y así no se descuartizó España. Contra esta conspiración y reparto luchaban  solas España y Francia.
En la primavera  del 1704 una enorme escuadra de 61 barcos de guerra y 68 navíos de transportes, al mando bicéfalo del almirante inglés George Rooke y del austriaco Príncipe de Darmstadt, antiguo virrey de Cataluña, como general en jefe de las tropas de la armada, intenta apoderarse de Alicante, luego de Málaga, pero rechazados decidieron desviar su ataque a Gibraltar. Don Diego de Salinas, gobernador de la plaza, a pesar de sus pocas tropas resiste heroicamente, hasta que el Príncipe de Darmstadt envió parlamentarios a Gibraltar, con una carta suya y otra del Pretendiente el Archiduque Carlos, titulándose Carlos III de España, afirmando tomaría posesión de Gibraltar en nombre del mismo y advirtiendo las consecuencias del no reconocimiento como rey de España por parte de la ciudad.  El Príncipe de Darmstadt ofrecía sus servicios a la ciudad de Gibraltar si aceptaba los ofrecimientos del Archiduque Carlos. Las Capitulaciones, del 4 de agosto, fueron firmadas por el príncipe de Darmstadt, donde se respetaban los derechos jurisdiccionales, si juraban al nuevo rey Carlos III; pero nada más firmadas el almirante Rooke robó al príncipe  su victoria y mandó izar  el estandarte de la reina Ana y tomó posesión de Gibraltar para dicha reina. Ocupada la ciudad por protestantes ingleses y holandeses se violentaron las iglesias y conventos, con graves daños en imágenes, se violaron mujeres y se asaltaron viviendas. Reunidos el alcalde, clero y vecinos decidieron abandonar la ciudad, exiliándose, el 6 de agosto, principalmente, a San Roque. En 1707 Inglaterra y Escocia se unen formando La Gran Bretaña. El Tratado de Utrecht (1713) no sólo confirmó el robo inglés, sino que también tuvimos que entregar  a Gran Bretaña, Menorca, Terranova y otros territorios norteamericanos. España intentó recuperar Gibraltar en octubre del 1704 (duró el asedio ocho meses), 1727-28 y 1779-1783 (El Gran Sitio) infructuosamente.Durante siglos, Inglaterra, Gran Bretaña y Reino Unido, mediante mentiras, engaños y robos ha ido ensanchando los límites de lo pactado en Utrecht, ocupando casi todo el istmo, construyendo incluso un aeropuerto en dicha tierra. Y en el Peñón arrebatando aguas españolas ha engrandecido la ciudad, pasando de 1400 habitantes a 30.000. Ricardo de la Cierva, (Historia total de España),  recuerda “el Reino Unido ha violado repetidas veces las restricciones de Utrecht en torno a la Roca, hasta nuestros mismos días”. Los mayores errores de España fueron los “acuerdos de Córdoba”, del 2010, impulsados por  Moratinos, con el consentimiento de Rodríguez Zapatero y sin pasar por el Consejo de Ministros, de entregar decenas de miles de teléfonos, a Gibraltar, para montar su lucrativo imperio on line, sobre todo en juegos y loterías. Debería España  impedir los intentos de Gibraltar de tender un cable submarino con el mayor ancho de banda posible, a través de aguas jurisdiccionales españolas, para lo que han sumergido bloques de cemento para afianzarlo.… España está ahora en las mejores condiciones de su historia para reclamar justicia y recuperar la plaza. España jamás debe buscar mantener buenas relaciones con Gibraltar, sino al contrario procurar urgentemente recobrar la plaza. En caso contrario nuestra nación está traicionando a tantos españoles que durante trece siglos han intentado que Gibraltar, cuna y enseña de España, vuelva a la madre patria.
Primero, solicitar de la ONU, que sigue esperando desde  la Resolución del 19 de diciembre de 1967 las  conversaciones entre Madrid y Londres, para descolonizar Gibraltar, que legisle la entrega del istmo que nunca entró en las cláusulas de Utrecht; La villa se cedía «sin jurisdicción territorial y sin comunicación abierta con el país circunvecino por parte de tierra». Para «evitar los abusos y fraudes… en la introducción de las mercaderías», el tratado  fijaba que «la comunicación por mar con la costa de España no puede estar abierta y segura en todos los tiempos». ¿Y las ampliaciones del terreno que se llevaron a cabo? España ya objetó la construcción del aeropuerto en 1938, pues se encontraban fuera de la demarcación establecida en Utrecht.
Resolución 2353
de la Asamblea General de Naciones Unidas por la que, tras declarar inválido el referéndum celebrado en la colonia, se establece que su descolonización debe alcanzarse por negociaciones entre los Gobiernos español y del Reino Unido teniendo en cuenta la integridad territorial de los países. Por otro lado termina la cesión a Gran Bretaña si intentara «dar, vender o enajenar la dicha ciudad de Gibraltar, se ha convenido… se la dará a la corona de España la primera acción, antes que a otros para redimirla». En este sentido, el Gobierno británico ya ha decidido «enajenar» su colonia a la falsa población del Peñón mediante las ambiguas concesiones que se les ha hecho. La primitiva población se exilió, principalmente a San Roque, “donde reside la de Gibraltar”, como reza en su lema, con el pendón de la ciudad y sus archivos, en 1870 se segregan de San Roque y fundan La Línea de Gibraltar. Inglaterra no se puede basar en la opinión de los llanitos, población ilegal y advenediza, además el Tratado de Utrecht no habla de población que, como decimos, emigró de su ciudad. 
Segundo, advertir a la OTAN y las Naciones Unidas de la retirada irrevocable, en el plazo de seis meses, de todas las tropas españolas en misiones militares y humanitarias, mientras siga ocupando territorio español una potencia aliada de dichos organismos.
Tercero, aparte de las acciones anteriores, España debe obrar urgentemente, por su propia cuenta con dignidad ante tanto robo. Si se aplicaran diversas medidas, Gibraltar, con una gran población aglomerada en poco espacio, sin medios propios, al quitarle la burbuja inmobiliaria, el contrabando, el juego on line, etc., se vería abocado a la asfixia y a pedir la integración en España. 

Domingo Ochoa
Historiador
licenciado en Ciencias de la Información
 

 
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