martes, 28 de enero de 2014

Andanzas por la Comarca de Fuentes del Narcea

Colegiata de Teverga
Una soleada y otoñal mañana del mes de octubre, un nutrido grupo de asociados viajamos a la Comarca de Fuentes del Narcea para conocer de primera mano su historia y su patrimonio artístico. Durante el viaje, disfrutamos de un paisaje delicioso. Los árboles no habían tomado aún el color dorado del otoño, pero las cumbres despejadas  con un leve celaje de niebla alegraron el trayecto.
 En poco más de hora y media, llegamos a Cangas. Atravesamos la villa y nos dirigimos al santuario de Nuestra Señora del Acebo, Patrona del Concejo, por una carreterita complicada, pero que mereció la pena pues, ya en lo alto, disfrutamos de un mirador espectacular. Visitamos el santuario, lugar de peregrinación desde tiempos inmemoriales. Es una capillita de piedra del siglo XII, con una imagen pequeñita de la Virgen y un Cristo, ambos románicos. Paisaje y santuario conservan un halo mágico indescriptible.
Seguidamente nos dirigimos a Corias, para visitar su monasterio. Se encuentra a dos kilómetros de la villa. Es este edificio el mayor de España, después del Escorial madrileño. Su imponente fábrica impresiona. De la mano de Ana, conocimos su iglesia (s. XVI), que alberga valiosos retablos barrocos con hermosas imágenes, como el mayor Cristo románico del Principado, conocido popularmente como el Cristo de la Cantonada. Está considerado como la Joya de la Corona. Y porta una corona de oro sobre las sienes.
Iglesia de Santo Adriano de Tuñon
(Proaza)
La historia de este cenobio nos da a conocer también la cultura del vino en esta comarca, única en Asturias, así como la miel. Ambos productos están ligados al monasterio desde el siglo XI. En su claustro noble se yergue hacia el cielo una araucaria de más de cien años, que trajeron de Chile los dominicos. 
Tras este largo recorrido, nos fuimos a comer a “El Molinón” un buen pote de la comarca: berzas con compango, guiso de carne de ternera asturiana con guarnición y “patatines” y un excelente postre casero. Luego, reiniciamos nuestra visita guiada para callejear entre iglesias, casas blasonadas, palacios y puentes, descubriendo su pasado dorado, leyendas y curiosidades. Tras el café en el Parador, regresamos muy satisfechos, a la capital del Principado.

 
Begoña de Eguren
Asociada

 
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